"Victoria a través de la rendición"

“Humillaos delante de Jehová, y él os exaltará”.

Santiago 4:10

Meditación:

Es fácil quedar envuelto en el ajetreo y el bullicio de nuestra vida diaria: trabajo, escuela, cónyuges, hijos, finanzas. Hay tantas cosas que parecen requerir nuestra atención que muchas veces es fácil descuidar lo más importante: Nuestra relación con Dios. A menudo doy por sentado el amor de Dios, acudiendo a Él solo cuando los tiempos son malos y estoy en necesidad y no cuando las cosas están bien. Necesito recordar de qué se trata realmente el Reino de los Cielos, que Dios es Dios, en las buenas y en las malas.

Sobre todo, nuestra entrega a la voluntad de Dios y recordar el deseo de Dios de traernos sanidad, paz y salvación son esenciales para nuestra victoria y entrada al Reino de los Cielos.

¿Cómo puede la rendición ser victoria?

Piensa en las enseñanzas de los evangelios: ¿No es la entrega y la fe en Dios la enseñanza central de Jesús?

“El que quiera ser mi discípulo, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame Lucas 9:23

Humillaos ante el Señor, y él os exaltará. Santiago 4:7

“Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros. Como yo los he amado, así deben amarse los unos a los otros. Juan 13:34

Estos versículos sirven para recordarnos acerca de nuestros roles vitales durante nuestro tiempo en la tierra. Tenemos la responsabilidad unos con otros, con creyentes y no creyentes, de actuar de acuerdo con la palabra de Dios. Tenemos una deuda con toda la humanidad, una deuda de amor y servicio, y Dios nos pide que no juzguemos a los que no nos recibirán.

Cuando nos rendimos a Dios, pronto nos damos cuenta de que el Reino de los Cielos no solo nos está esperando; ya está a nuestro alrededor. Gracias a Dios.

Oración:

Bendito Padre, quiero acercarme más a ti, más cerca del Reino de los Cielos, y más cerca de mi prójimo. Ayúdame a no juzgar a otros que están luchando en esta misma batalla, Padre misericordioso, y concédeme la sabiduría, para vivir bajo tu voluntad y continuar predicando el Evangelio de tu Hijo. Todo esto lo pido en nombre de mi Señor JESÚS, mi fortaleza y mi redentor. ¡Amén!