Señor, a ti dirijo mi oracion... Señor muestrame tus caminos, guiame por tus senderos.... Guiame, emcaminame en tu verdad, pues tu eres mi Dios y salvador.... En ti confio a todas horas! Salmo 25:1, 4, 5
Meditación:
Si nunca ha estado en una tormenta de nieve, es posible que no sepa cuán poderosos pueden ser los remolinos de nieve. Su visión se obstruye, y no solo a largas distancias. El familiar se vuelve irreconocible hasta el punto de que es posible que ni siquiera note que está caminando a dos pies de un granero que podría brindarle refugio.
David, quien escribió el Salmo 25, estaba en una especie de ventisca mental, enfrentando tantas dificultades que era imposible ver las cosas con claridad. Sin saber dónde encontrar refugio de esta tormenta, David busca en Dios la liberación de las dificultades que afligían su mente. Sabía que Dios se había comprometido a instruir a sus hijos. Como Él ve todas las cosas, puede darnos una idea de nuestra situación cuando esperamos en Él.
Cuando el Señor entrega su visión (a veces de inmediato, a veces después de esperar mucho tiempo), a menudo nos sorprende. Podemos acercarnos a Dios esperando venganza contra los que nos lastimaron, pero en cambio recibimos un recordatorio del Espíritu de que la venganza es de Dios. Cualquiera que sea nuestro problema, Dios nos guía y nos cuida como un padre cuida a sus hijos. Saber esto hace que la tormenta de nieve sea mucho menos aterradora.
Dios no solo nos ha dado Su verdad, sino que prometió enseñarnos cómo aplicar esa verdad en nuestra vida diaria. Se ha hablado mucho en la era moderna sobre pasar tiempo pidiendo que se haga algo en las redes sociales en lugar de hacer algo. Incluso como cristianos, es fácil sentirse bien con nosotros mismos al compartir la palabra de Dios con los demás y testificar sobre nuestra fe en Internet. ¿Es suficiente?
Jesús dijo que, para el mundo que observa, los creyentes deben ser como la sal y la luz del mundo. Si agrega sal a la sopa, nadie puede negar la mejora en el sabor. Si llevas una lámpara a una habitación oscura, la oscuridad huirá. Todos muestran sus creencias y prioridades personales por la forma en que viven sus vidas. Nuestro carácter, conducta e incluso nuestras conversaciones deben reflejar la necesidad de Cristo y hacer una declaración clara sobre la gloria de Dios y el poder del Espíritu Santo.
Cuando estamos llenos de la esperanza de tener un impacto en el mundo, un buen lugar para comenzar es estudiar las Escrituras. Estudiar las vidas de Abraham, Moisés, Daniel, David, María, Ester y otros nos enseña a aprender de sus errores, por la forma en que enfrentaron las dificultades y cómo interactuaron con el Señor. Los relatos bíblicos también nos muestran que nuestro Padre Celestial tiene metas para nuestra vida y que quiere que seamos como Cristo.
Oración:
Gracias Padre Celestial por guiarnos en esta “Ventisca”, estos tiempos peligrosos. Renovar cada día nuestra Fe, Confianza y Esperanza, para seguir compartiendo la “Buena Noticia de Salvación”. En el nombre de Jesús, oramos. ¡Amén!
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