El primer día de la semana, muy de mañana, las mujeres tomaron los aromas que habían preparado y fueron al sepulcro. Encontraron quitada la piedra del sepulcro, pero al entrar no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Mientras se preguntaban sobre esto, de repente dos hombres con ropas que brillaban como un rayo se pararon junto a ellos. Las mujeres, asustadas, se inclinaron, pero los hombres les dijeron: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? Él no está aquí; ¡Se ha levantado! Acordaos de lo que os dijo cuando aún estaba con vosotros en Galilea. El Hijo del Hombre debe ser entregado en manos de los pecadores, ser crucificado y resucitar al tercer día”. Entonces recordaron sus palabras. Lucas 24:1-8
Meditación:
¡Aleluya! ¡Felices Pascuas! Espero que estés sintiendo la alegría y la esperanza que trae este día y esta temporada. Es un recordatorio de que esto no es todo lo que hay, que nuestra vida continúa gracias a Jesucristo.
¿Qué significa para ti la alegría y la esperanza de la Pascua?
¡Detente un minuto, respira hondo y sonríe!
Piensa en esas cosas que te traen alegría… ¿Es la familia? ¿Amigos? ¿El nacimiento de un niño? …
Esperanza, ¿qué te da esperanza?
¡Muy a menudo somos bombardeados con explosiones en los medios que nos dicen cuán sombrío se ve el futuro y cómo "yo" tengo la respuesta! ¡A veces puede ser difícil encontrar esperanza! Si hay una persona que puede mejorar nuestro futuro, ¡es Jesús!
El viernes pasado sentimos el dolor y la desesperanza de los discípulos. Hoy celebramos la esperanza y la alegría de la Resurrección.
Si hemos caminado con Jesús estas últimas semanas, mirando verdaderamente nuestras vidas, cambiando lo que hay que cambiar, pidiendo perdón por nuestros pecados, es hora de mirar hacia el futuro con confianza y ESPERANZA.
La Pascua es un día pero también una estación. Trabajemos para continuar la ESPERANZA y la ALEGRÍA que sentimos hoy cada día durante el resto de nuestras vidas. Busquemos esas cosas, esos momentos, esas personas que nos traen ALEGRÍA y celebremos cada día.
Hoy el vaso está rebosante de sentimientos de ALEGRÍA y ESPERANZA, ¡no dejes que el vaso se seque!
Oración:
Dios misericordioso y glorioso, gracias por enviar a tu hijo para salvarnos. Gracias por el amor que nos tienes. Que siempre te estemos agradecidos y nunca demos por sentado tu amor. Ayúdanos a ser testigos de tu amor para todos los que encontramos. ¡Danos el valor de seguir difundiendo la Buena Nueva de salvación! En el nombre de Jesús oramos. ¡Amén!
Autor: José Reyes
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