Proyecto 3: Domar mis pensamientos divagadores.
No os afanéis por nada, sino que en toda situación, con oración y petición, con acción de gracias, presentad vuestras peticiones a Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Filipenses 4:6-7
¿Alguna vez has tenido uno de esos días en los que un millón de pensamientos e ideas pasaban por tu cabeza como si estuvieran en la Indy 500? ¿Alguna vez has tenido una de esas noches en las que tu mente no se apagaba aunque estuvieras exhausto y sólo quisieras dormir? Si es así… ¡bienvenido a mi mundo! Esto es más que la mayoría de mis días y noches.
¿Cómo lo hago, dices? Bueno, para ser honesto, a veces no lo hago... a veces estoy tan cansada cuando me despierto que me pregunto si incluso me fui a dormir. Pero estos son momentos en los que estoy más cerca de Dios y no cambiaría eso por todo el sueño del mundo.
Estos son los momentos en los que Dios me recuerda que él está ahí conmigo, tranquilizándome y disminuyendo el ritmo. Empiezo a concentrarme en escucharlo y sentir su presencia y mi mente se calma y aunque está llena de ideas y pensamientos está más organizada y manejable.
¿Mi mente todavía intenta correr? Sí, pero con la ayuda de Dios puedo controlar el ritmo y decidir qué puedo hacer y qué no. Las cosas que puedo hacer las logro y las cosas que no puedo hacer las pongo en las manos de Dios y confío en que él se encargará de ello.
Aunque este método mío puede parecer una locura, a mí me funciona. Algunos prueban la meditación, otros practican yoga, corren, caminan o lo que sea que les funcione. Para mí, la meditación requiere que estés quieto y en silencio y no soy bueno en eso, el yoga y correr es físicamente un poco difícil para mí, salgo a caminar, pero últimamente eso también tiene algunas limitaciones. Pero puedo tener una conversación con Dios, en cualquier momento, en cualquier lugar, sin ninguna dificultad y me funciona.
Entonces, si tienes problemas con pensamientos divagantes y una mente acelerada, intenta llamar a quien creó esa mente y concentra tus pensamientos divagantes en hablar con él. Cuéntale sobre ellos y él te ayudará a ordenarlos un pensamiento a la vez y tu mente acelerada se desacelerará a un ritmo más manejable….
‘Llámame y te responderé y te diré cosas grandes e inescrutables que no sabes.’ Jeremías 33:3
Oración:
Dios, gracias por estar siempre ahí cuando te necesito, e incluso cuando no quiero admitir que te necesito. Gracias por siempre escucharme, guiarme y mostrarme el camino. Te pido que me busques y conozcas mi corazón y mis pensamientos y que me guíes a través de todas mis tormentas, en el nombre de tu hijo Jesús, te pido que se haga tu voluntad. Amén
Autora: Bernice Barnes
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