Porque tú creaste mi ser más íntimo; me hiciste en el vientre de mi madre. Salmo 139:13
Cuando tejes o tejes cada punto se hace con un propósito. Cada punto está pensado y realizado. Cada patrón tiene un propósito para lo que estás haciendo. Entonces, ¿qué tiene esto que ver con las creaciones de Dios?
Se me conoce por arrancar un proyecto completo solo porque encontré un error 20 filas atrás o arrancar un proyecto y comenzar de nuevo varias veces solo porque descubrí algún pequeño defecto tonto y quería que fuera perfecto. Nadie más que yo ve el "defecto", pero sé que está ahí.
Esto me hizo preguntarme acerca de los defectos en general. Comencé a pensar en mí y en otros que tenemos “defectos”, algunos más notorios que otros y comencé a preguntarme por qué Dios crearía personas sin extremidades, sin vista ni oído. ¿Por qué crearía una persona con una discapacidad mental o ojos de diferentes colores?
Entonces se me ocurrió que Dios creó a todas las personas con defectos, algunos son más notorios que otros. Pero aquellos cuyos “defectos” se muestran más son recordatorios para todos nosotros de que todos tenemos algo que no es perfecto en ellos. Ningún ser humano es perfecto, ¿por qué? Porque si las personas fueran creadas “perfectas” no habría empatía ni tolerancia hacia los que fueran “imperfectos”, no habría compasión ni amor por los demás.
Dios nos creó para ser “Perfectamente Imperfectos”, para no mirar sólo las apariencias externas sino para mirar más profundamente en el corazón y mostrar amor, compasión y empatía a nuestros semejantes.
Todavía cometo errores y en cada proyecto cometo al menos 1, que nadie verá ni le prestará atención, pero sé que está ahí. Sé que es la manera en que Dios dice que los “defectos” también tienen un propósito. Son perfectamente imperfectos como yo y estoy de acuerdo con eso.
Oración:
Dios, gracias por hacerme “perfectamente imperfecta” y mostrarme que la imperfección también tiene un propósito. Enseña humildad, compasión, empatía y, sobre todo, amor. Gracias por amarme lo suficiente como para hacerme perfectamente imperfecta. Amén
Autora: Bernice Barnes
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