El SEÑOR vino y se paró allí, llamando como las otras veces: “Samuel, Samuel”.Entonces Samuel dijo: “Habla, que tu siervo escucha”. 1 Samuel 3:10
Meditación:
El Señor llamó, "Samuel, Samuel". Samuel no reconoció la voz del Señor. Ahora, imagina al Señor llamando tu nombre.
¿Reconocerías su voz?
Estoy seguro de que me lo he perdido muchas veces en mi vida. Samuel necesitaba que Eli lo ayudara a entender lo que estaba pasando y una vez que entendió, inmediatamente dijo que sí. Para escuchar y entender el llamado del Señor a nosotros, algunas cosas son necesarias. Primero, necesitamos algo de tranquilidad en nuestras vidas. El mundo está lleno de ruido. Parte de este ruido es inevitable (tráfico, construcción, maquinaria, etc.), pero gran parte de él nos lo infligimos a nosotros mismos.
¿Cuánto tiempo pasamos escuchando la radio, la televisión, los videojuegos, la charla ociosa?
Para escuchar al Señor, debemos alejarnos del ruido y volvernos hacia la Palabra de Dios. Samuel también necesitaba la ayuda de Eli, un hombre que había estado escuchando la voz de Dios durante muchos años y había servido al Señor como sacerdote. Aunque hera anciano y no siempre había sido fiel, Elí pudo ayudar a Samuel a saber cómo responder al llamado del Señor. Dios ha puesto personas en nuestras vidas para ayudarnos en nuestra búsqueda de la voz de Dios y, a veces, estamos llamados a ser ayuda para los demás. ¿Alguna vez has escuchado a alguien decirte: "Eso era justo lo que necesitaba escuchar?" O tal vez eras tú quien necesitaba que alguien te dijera lo correcto.
Una vez que reconozcas lo que el Señor te está llamando a hacer, tienes dos opciones, o respondes como lo hizo Samuel o piensas en las dificultades que podrías encontrar, o cómo podrías ofender a un amigo, o piensas en todas las cosas que debes hacer primero.Tenemos libre albedrío para elegir lo que queremos hacer. Podemos escuchar la voz de Dios o ignorarla; podemos hacer lo que el Señor pide, o rehusar.
Dios nos ha dado libre albedrío. Que harás con eso? ¿Escuchar y obedecer o ignorar y alejarse?
Oración:
Nuestro Padre Celestial, abre nuestros oídos espirituales para escuchar tu voz, abre nuestro corazón para responder a tu llamado con amor y confianza. Condúcenos con tu Espíritu Santo, a elegir lo que es justo y seguir difundiendo el Evangelio de tu Hijo todos los días con palabras y acciones. En el nombre de Jesús oramos. ¡Amén!
Comments