“HONRA a tu PADRE y a tu MADRE, para que seas de larga vida en la tierra que el SEÑOR tu DIOS te da”. Éxodo 20:12
Meditación:
Como hijos de Dios, no solo estamos llamados a obedecer a nuestro Padre Celestial. Estamos llamados a HONRAR a nuestros padres terrenales también. HONRAR a nuestros padres significa OBEDECERLOS y RESPETARLOS en toda circunstancia.
Nuestros padres han sido colocados en nuestras vidas para ser nuestros guías, nuestros maestros y las personas a las que debemos someternos.
Los padres tienen la responsabilidad de criar a sus hijos de la manera correcta, que es la manera del Señor. Una forma en que expresamos nuestro amor por Dios es obedeciendo a nuestros padres y respetándolos.
Esto puede ser un poco complicado si eres creyente y tus padres no lo son. En tales circunstancias, respétalos y aún ámalos. No es necesario tratarlos con dureza o frialdad. ¿Cómo escucharán la palabra de Dios si eres hostil hacia ellos?
En tal circunstancia tienes que estar cansado de lo que eliges escuchar y lo que no escuchas. Si alguna de sus instrucciones no es de Dios, recházala amorosamente. El hecho de que tú y tus padres tengan una diferencia de creencias no significa que debas eliminarlos de tu vida.
Ora por ellos, y continua amándolos. Muéstrales las palabras de Dios en tus acciones y comparte la paz que trae su palabra. Continúe esperando que decidan dar su vida a Jesucristo.
Para las personas que no hayan tenido padres piadosos y amorosos. Cualquiera que no haya tenido la oportunidad de tener tales padres, o que haya venido de hogares abusivos, puede encontrar el amor de un padre y una madre en Dios. Dios puede sanarte de todo el dolor por el que has pasado y darte la fuerza para superar tus terribles experiencias. Él también te guiará cuando tengas hijos propios.
La esencia principal de este mandamiento es amar a nuestros padres con el amor de Dios. Cuando lo hacemos, estamos haciendo algo piadoso.
Oración:
Nuestro Padre Celestial, gracias por amarnos con Amor infinito. Ayúdanos a Honrar a nuestros Padres terrenales, Obedecerlos y respetarlos y cuidarlos bien sin importar sus circunstancias, hasta su último aliento. En el nombre de Jesús oramos. ¡Amén!
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