Porque la ley fue dada por medio de Moisés; La gracia y la verdad vinieron a través de Jesucristo. Juan 1:17
Meditación:
Dios es bueno y eso nunca cambiará. Es quien es Él. Una y otra vez se nos recuerda en la Biblia, la Palabra de Dios, que su misericordia es eterna. Nunca se acabará, nunca nos abandonará.
La misericordia de Dios está ahí para nosotros todos los días. Es por la misericordia de Dios que tenemos la confianza que tenemos en Él. La palabra de Dios siempre reinará suprema por la eternidad.
Como hijos de Dios, somos recipientes automáticos de su bondad y misericordia, sin importar lo que se nos presente. Tenemos una confianza dentro de nosotros que nunca se puede encontrar en ningún otro lugar. Las personas en el mundo continúan buscando esta confianza en muchos lugares y de muchas maneras, pero no pueden encontrarla. Sólo se puede encontrar a través de la palabra de Dios.
Nuestros corazones están llenos de seguridad como resultado de lo que nos dice la palabra de Dios. La palabra de Dios nos dice que estamos seguros en las manos de Dios. Se nos dice que todas las cosas obrarán para el bien de los que aman a Dios. Se nos dice cómo hemos sido justificados y glorificados gracias a Jesúcristo. Se nos dice, repetidamente, que nunca temamos, porque Dios está con nosotros.
La gente siempre tratará de decir cosas para dudar de la existencia de Dios, o de cuán genuino es el amor de Dios, pero ninguna de estas palabras será jamás cierta. Nunca estarán a la altura de lo que Dios dice. La palabra de Dios reinará para las generaciones venideras, y a todos los que se detengan a escuchar y aceptar Su bondad, en la forma de Jesucristo, se les promete la vida eterna.
Como cristianos, nunca debemos ser sorprendidos por las mentiras con las que el enemigo tratará de llenar nuestras mentes. Sabemos cuya palabra es verdadera y definitivamente no es la palabra de Satanás. La bondad, el amor, la misericordia de Dios y su verdad nunca morirán. Irán de eternidad en eternidad.
Siempre tenemos una razón para regocijarnos por la vida de Cristo que está dentro de nosotros. Estamos celestialmente protegidos y guiados por el Espíritu de Dios. Mientras permanezcamos en el refugio de Dios, el Altísimo, continuaremos maravillándonos de las grandes cosas de Dios.
Oración:
¡Padre Clemente y Misericordioso en el Cielo, gracias por tu gracia, tu Misericordia y por enviar a Jesús, quien pagó en su totalidad por todos nuestros pecados, dándonos Salvación y Vida Eterna! En el nombre de Jesús oramos. ¡¡¡Amén!!!
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