“Ahora bien, la FE es la confianza en lo que ESPERAMOS y la certeza de lo que no vemos. Hebreos 11:1
“Amado, yo deseo que todo te vaya bien y que tengas salud, así como te va bien a tu alma.” 3 Juan 1:2
“Sáname, oh Señor, y seré sano; sálvame, y seré salvo, porque tú eres mi alabanza.” Jeremías 17:14
“Adora al Señor tu Dios, y su bendición estará sobre tu comida y tu agua. Yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti…” Éxodo 23:25
“Cuando Jesús descendió del monte, le seguía mucha gente. Un hombre que tenía lepra se acercó y se arrodilló ante él y le dijo: “Señor, si quieres, puedes limpiarme”. Jesús extendió la mano y tocó al hombre. “Quiero”, le dijo. “¡Sé limpio!” Inmediatamente quedó limpio de su lepra.” Mateo 8:1-3
Meditación:
Imagina que entras al hospital más grande del mundo después de sentirte terriblemente enfermo por algún tiempo. El médico te examina y dice que estás muy enfermo, pero que puede curarte enseñándote a curarte a ti mismo. Le preguntas cuánto costará y si te aceptará si tu seguro no cubre los costos o si no tienes seguro. Él te dice que no te preocupes por el costo porque estás cubierto con solo acudir a él.
Le explicas que has estado enfermo durante muchos años y que tienes muchas condiciones preexistentes. ¿Aún así te aceptaría? Él explica que todos tenemos condiciones preexistentes debido a la naturaleza del pecado. Reconocer esas condiciones preexistentes es un requisito para recibir su sanidad. Si esto te pasara a ti, estoy seguro de que le contarías a cada persona que conoces y a cualquier otra persona que quisiera escuchar acerca de este sanador milagroso que solo te pide que vayas a él, reconozcas que estás enfermo y aceptes su sanación.
Dios nos ama más de lo que podemos imaginar, más de lo que podemos esperar pagar. Por lo tanto, da gracias y regocíjate en él todos los días, porque en el perdón encontramos nuestros espíritus limpios, nuestras mentes desintoxicadas y nuestros corazones sanados.
Dios no solo sana nuestras enfermedades corporales, sino que también elimina lo que es canceroso para el alma o tóxico para nuestra fe. Déjalo entrar y regocíjate en sus obras, ¡todas las condiciones e iniquidades preexistentes aceptadas! ¡Él nos da la Salvación y la Vida Espiritual Eterna!
¡Regocíjate con nuestro Señor! ¡Creador, Padre, Salvador Poderoso y Sanador Milagroso!
Oración:
Padre Celestial, gracias por salvarnos, sanarnos y limpiarnos, y por enviarnos a Jesús, quien pagó en su totalidad por todos los pecados de la humanidad, dándonos Salvación y Vida Espiritual Eterna. Renueva nuestras fuerzas, refresca nuestras almas para que podamos continuar compartiendo nuestro testimonio personal con alegría y gratitud. ¡Toda la Gloria, el Honor y la Alabanza son para ti! En el nombre de Jesús oramos. ¡Amén!
José Reyes
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