Después de que Jesús nació en Belén de Judea, en tiempos del rey Herodes, unos magos del Oriente llegaron a Jerusalén y preguntaron: “¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Hemos visto su estrella en el oriente y venimos a adorarlo”.
Entonces Herodes llamó a los magos en secreto y averiguó por ellos el tiempo exacto en que había aparecido la estrella. Los envió a Belén y les dijo: “Vayan y busquen con cuidado al niño. Tan pronto como lo encuentren, avísenme, para que yo también vaya y lo adore”.
Después de oír al rey, ellos continuaron su camino. La estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella, se llenaron de alegría. Al llegar a la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose lo adoraron. Luego abrieron sus tesoros y le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. Y habiendo sido avisados en sueños que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
Cuando se fueron, un ángel del Señor se le apareció a José en sueños y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto. Quédate allí hasta que yo te diga, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo». Entonces él se levantó, tomó al niño y a su madre durante la noche y se fue a Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que el Señor había dicho por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi HIJO»
Mateo 2:1-2, 7-15
Meditación:
JESÚS vino para TODAS las personas. ¡Él es el regalo más grande de todos!
Cuando vemos representaciones de los Magos que vienen a adorar al nuevo Rey, notamos que son de raza mixta. Somos conscientes de que no son judíos, pero parecen saber que la estrella que vieron «al salir» es una señal de que el Prometido ha nacido.
En este momento, parece que nos cuesta ver que todos somos imágenes del único Dios, hermanos y hermanas, independientemente de la raza, la nacionalidad o la religión.
En este Año Nuevo, tenemos que tomar algunas decisiones. Podemos seguir el ejemplo de Jesús, que acoge a todos, o podemos seguir el ejemplo de Herodes, que desea destruir.
El camino hacia la paz es accidentado y requiere esfuerzo. Es un camino de aceptación, compasión, perdón y asunción de responsabilidad por nuestras acciones.
Podemos optar por avivar el fuego de la división y el odio, o podemos optar por el amor y la paz. Mientras contamos los últimos días de esta temporada navideña, decidamos cómo queremos que sea el mundo.
¿Cuál es el legado de todas nuestras oraciones durante el Adviento y la Navidad? Abramos los brazos para recibirnos unos a otros en paz y amor, para que todos se sientan bienvenidos en nuestras iglesias, nuestros vecindarios y nuestra comunidad.
Oración:
Padre Celestial, ayúdanos a elegir a JESÚS, a seguir su Ejemplo Viviendo en Armonía, Amor, Alegría, Paz, Unidad, reconociéndote en los rostros de todos tus hijos y haciéndolos sentir acogidos. En el nombre de Jesús oramos. Amén
José Reyes
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