“Quien no ama no ha conocido a Dios, porque DIOS ES AMOR” 1 Juan 4:8
Meditación:
La forma en que amamos a Dios se refleja en la forma en que amamos a las personas que nos rodean. La vida cristiana no es una vida de egoísmo o quisquillosidad, en la que elegimos estar solos o andar con gente selecta de nuestro agrado. No hay lugar para excluir a las personas cuando se trata de caminar en el amor de Dios. De la misma manera que los brazos de Dios estaban abiertos para nosotros cuando éramos pecadores, así debemos aceptar a las personas que nos rodean... con los brazos abiertos.
El amor de Dios no conoce fronteras cuando se trata de llegar a las personas.
El amor de Dios no es para una persona específica o un grupo específico de personas. Es para todas y para todos y la única forma en que el amor de Dios puede llegar a otras personas es a través de nosotros. Somos los representantes de Dios en la tierra y Él espera que hagamos lo que Él haría y lo que Jesús hizo... Él era el representante de Dios... Él era el hijo unigénito de Dios... él era el ejemplo perfecto para todos nosotros.
Cuando Jesús vino a la tierra, no menospreció a nadie. Escuchó a todos y los ayudó, y les enseñó a hacer lo mejor que podían. Aunque tuvo muchas disputas con los fariseos por su propia justicia, Jesús nunca los cerró. Estaba abierto a hablar con Nicodemo (Juan 3:1-21), quien era fariseo. Jesús todavía le habló, le aconsejó y le enseñó sobre el Camino a la vida eterna en él.
El amor de Dios debe movernos a pasar por alto todas las ofensas para ministrar a otras personas. Esta no es una tarea fácil, pero es por eso que Dios está con nosotros.
El Espíritu Santo, que es el Espíritu de Dios, nos enseña a amar a las personas más allá de la ofensa que nos hayan causado.
Amar a las personas que nos rodean no es una opción, queridos hermanos y hermanas en el Señor. Es un mandamiento
Dios es amor. No puedes llegar a la gente sin el amor de Dios. El amor de Dios supera todos los prejuicios y formas de exclusión. Es el amor de Dios lo que te impulsa a acercarte a las personas en primer lugar. Dios no espera que nos quedemos afuera, mirando hacia adentro. Él espera que entremos, a toda velocidad, mostrándoles a todos que son amados para que sepan que hay un Dios aquí afuera que se preocupa profundamente por ellos.
No puedes pretender ser un hijo de Dios si te niegas a amar a las personas que te rodean. Como hijos de Dios, es nuestro deber mostrar el amor de Dios a través de nuestras palabras y acciones. Si fallamos en hacerlo, ¿cómo esperamos guiar a más personas a Jesus Cristo?
Oración:
Padre Celestial, gracias. ¡Estamos tan agradecidos por tu amor, por enviarnos a tu hijo Jesús, quien pagó en su totalidad por todos nuestros pecados y por salvarnos! ¡Ayúdanos a continuar, compartiendo las Buenas Nuevas de la Salvación a todos, con amor!En el nombre de Jesús, oramos. ¡Amén!
Yorumlar