“Bienaventurado el que persevera en la prueba porque, habiendo superado la prueba, esa persona recibirá la corona de vida que el Señor ha prometido a los que le aman”. Santiago 1:12 (NVI)
Meditación;
Otra arma del enemigo que encontraremos en muchos momentos de nuestra vida es la tentación. El enemigo intentará aprovecharse de nuestras debilidades y deseos carnales para desviarnos de nuestro caminar con Dios. Como seres humanos, todos tenemos deseos carnales que tratarán de distraer nuestro enfoque. Podría ser un amor por la comida, trastornos obsesivos, compulsivos, o cosas más dañinas como una adicción a sustancias dañinas, etc. A medida que crecemos en nuestra relación con Dios, y trabajamos para eliminar estos deseos malsanos de nuestra vida, el diablo viene. y trata de derribarnos.
Necesitamos darnos cuenta de que no existe ninguna tentación que sea demasiado grande para que la manejemos. Dios nos ha equipado con la fuerza y determinación para soportar diversas pruebas y tribulaciones, de la misma manera nos ha equipado para vencer cualquier tentación que se nos presente.
Una de las formas en que el enemigo trata de llegar a nosotros es a través de nuestra mente. Cuando se nos presentan situaciones tentadoras, el enemigo tratará de manipularnos para que pensemos que no hay forma de escapar de la tentación que se nos presenta. Intentará hacernos pensar que somos demasiado débiles para resistir.
Pero la palabra de Dios nos dice lo contrario. La palabra de Dios nos habla de la autoridad que poseemos como hijos de Dios. La palabra de Dios nos habla de la enorme cantidad de fuerza que poseemos en Jesucristo que nos permite resistir cualquier tentación que se nos presente.
La palabra de Dios nos proporciona la sabiduría que necesitamos para salir de cualquier situación difícil en la que podamos encontrarnos. Nos da la claridad que necesitamos para ver la tentación por lo que es: nada más que una pésima táctica de el enemigo.
El Espíritu Santo nos fortalece y nos permite superar la tentación, manteniendo la mirada puesta en Jesucristo, el que nos dio ejemplo. Cuando hayamos superado todas las tentaciones, pruebas y tribulaciones en la tierra, y permanezcamos en la fe, recibiremos una corona cuando lleguemos al cielo, una recompensa por permanecer fieles a la causa. Esto es lo que nos motiva a seguir adelante. Nos recuerda que verdaderamente no hay prueba, tribulación o forma de tentación que sea más grande que Dios que reside en nosotros.
Oración:
Padre nuestro que estás en los cielos, gracias por la maravillosa promesa; recibiremos la Corona de la Vida; si nos mantenemos conectados contigo y nos enfocamos en Jesús quien nos dio libertad para vencer las tentaciones. En el nombre de Jesús oramos. ¡Amén!
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