“Para que Jesucristo habite en vuestros corazones a través de la Fe, y ruego que estéis arraigados y establecidos en el Amor.” Efesios 3:17
Meditación:
No hay caminar cristiano sin el amor de Dios. El amor de Dios es el epicentro del cristianismo. Es el amor de Dios lo que lleva a la salvación. Por el amor de Dios, Él entregó a su hijo, Jesucristo, para poder ocupar nuestro lugar y asumir todas las consecuencias del pecado en el que nacimos.
Es el amor lo que impulsó a Jesucristo a caminar sobre esta tierra y tender la mano a los oprimidos, los olvidados y los maltratados. El amor obligó a Jesucristo a sanar a los que sufrían enfermedades y dolencias de por vida. Sin amor, no tendríamos ninguna oportunidad en esta tierra. El amor mantuvo a Cristo enfocado en la misión que tenía por delante, incluso después de haber sido traicionado, abandonado, golpeado y burlado.
Cualquier otra persona habría tomado represalias o se habría rendido con mucha anticipación. No Jesús. Hubo momentos en que Jesús entraba en una ciudad y se burlaban de él y lo reducían a ser visto como el "hijo del carpintero". Hubo momentos en que Jesús fue llamado demoníaco. La gente lo amenazaba con matarlo regularmente. Fue menospreciado, pero nunca dejó que nada de eso lo afectara. Incluso en la cruz, cuando estaba sufriendo un dolor insoportable, logró suplicar perdón en nombre de las personas que apoyaron su crucifixión. Ante la tortura, Cristo no pensó en sí mismo. Pensó en las almas frente a él.
El amor de Dios tiene el poder de transformar los corazones más oscuros del mundo. Tiene el poder de curar heridas de por vida y restaurar corazones rotos. El amor de Dios rompe las barreras fortificadas y toca los corazones más fríos.
Cuando caminamos con - "el amor de Dios" - en nuestros corazones y mentes, nos convertimos en una fuerza imparable. Cuando nos negamos a permitir que la malicia entre en nuestros corazones y elegimos amar a todos los que nos rodean, las cosas comienzan a cambiar. Las vidas cambian para mejor. Las familias se vuelven a unir.
Lo más importante es que la gente ve a Cristo en nosotros. Es el amor que expresamos lo que enseñará a las personas qué esperar cuando escuchen del amor de Dios. Nosotros somos quienes les mostramos lo que significa amar a Dios. Somos su primer punto de referencia, un ejemplo del amor de Dios.
Por eso necesitamos estar arraigados y establecidos en el amor. Es la única forma en que vamos a poder compartir la palabra y el amor de Dios con los demás.
Oración:
Padre nuestro que estás en los cielos, gracias por amarnos. Ayúdanos, cada día, a aumentar nuestra Fe y Amor, y a compartirlo con los demás a través de nuestras palabras y Acciones. ¡En el nombre de Jesús oramos! Amen!
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