“Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados hijos de Dios” Mateo 5:9
Meditación:
Hoy el mundo parece tan dividido: la invasión rusa de Ucrania, todavía hay disturbios en Medio Oriente e Israel, protestas y manifestaciones en Francia, Reino Unido, México, Perú, Ecuador, Canadá, China, Japón, África, Corea del Norte y del Sur,e incluso los Estados Unidos de América parecen tener dos bandos opuestos. Nos dividimos cada vez más en función de fronteras arbitrarias, color de piel, religión, idioma y estatus económico. La paz parece casi imposible de lograr en estos días.
Parece que hemos olvidado rápidamente los errores del pasado, incluso los errores sobre los que se escribe en el Antiguo Testamento. En el Antiguo Testamento, sería casi insondable leer estos versículos, que apoyan la aceptación de todos, ya sean libres o esclavos.
El tono de la religión cristiana cambió después de la muerte de Jesucristo. Ahora incluye a todas las personas, tanto creyentes como no creyentes, sin importar religión, raza, color o credo. Todos están invitados a la Vida Eterna y a la Paz a través de Jesús, a quien Dios envió para salvar a todas las personas, no sólo a unos pocos elegidos.
En el Nuevo Testamento, La Biblia dice:"Vivir en armonía unos con otros. No seas orgulloso, sino esté dispuesto a asociarte con personas de baja posición. No seas engreído." Romanos 12:16
No os dejéis vencer por el mal, sino venced el mal con el bien. Romanos 12:21
¿Murió Jesús por nada?
¡Los pacificadores y los que promueven la Paz, serán llamados hijos de Dios! Sea un pacificador, promueva la paz y el amor en lugar de la violencia y el odio. Sé para lo que fuiste creado... ¡sé un hijo de Dios!
Oración:
Padre pacífico y amoroso, te adoramos. Nos sentimos honrados de llamarnos sus servidores, que es el mayor honor que podemos imaginar. Señor, rogamos por tu perdón. Todos hemos pecado, pero esperamos que nos concedas misericordia y paz. Que tu cuerpo de paz reine una vez más Señor, nuestra fortaleza y nuestro redentor. En el nombre de Jesús oramos. ¡Amén!
Autor: Jose Reyes
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