Eclesiastés 3:1-8
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora:
tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar;
tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de triztesa, y tiempo de bailar;
tiempo de tirar piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar;
tiempo de adquirir, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar;
tiempo de rasgar, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;
tiempo de amar, y tiempo de odiar; un tiempo de guerra, y un tiempo de paz.
Este pasaje es cierto para todo lo que existe hoy. Con todas las cosas que están sucediendo en el mundo de hoy, podemos tener la tendencia a olvidar esto. Por ejemplo, los terribles huracanes, terremotos e inundaciones que están destruyendo miles de hogares, personas, animales y tierras. Es difícil ver que algo bueno salga de esto. Luego están las guerras que están ocurriendo sin mencionar la amenaza pendiente de otros. Parece que hay mucho pesimismo en este momento. Es fácil quedar atrapado en este pesimismo que nos rodea... pero no es para eso que estamos aquí.
Si lees el pasaje por completo y no solo te enfocas en el pesimismo, verás que también hay un lado bueno... hay un tiempo de nacimiento, de plantar, de construir, de reír, de bailar, de juntar piedras (reunir naciones), de abrazar, de conseguir, de guardar, de coser, de guardar silencio, de amar y de paz. Entonces, en estos tiempos en que las cosas parecen estar en su peor momento, también debemos enfocarnos en lo bueno que puede salir de todo esto. Esto no es fácil... lo sé. A veces me cuesta ver algo bueno en todo esto. Es en estos momentos que enfoco mi fe en que Dios tiene un propósito para todo esto y es para nuestro bien. Él no causó el dolor y el sufrimiento, pero nos ayudará a superarlo. No será fácil de ninguna manera, pero se puede hacer.
José me dijo una vez que la gente en México generalmente no ayuda a sus vecinos. Ayudan a la familia en momentos de necesidad, pero no necesariamente a extraños. Hubo un desastre en México hace un tiempo y cientos de personas que no se conocían entre sí estaban ayudando a rescatar a otros. No el ejército o la policía, sino la gente común y corriente. Ellos eran los que se ayudaban unos a otros. Cientos de personas estaban ayudando a retirar los escombros y proporcionar refugio, comida y agua a quienes no tenían nada. Así que algo bueno salió de este horrible desastre... la gente se unió y trabajó codo con codo. Oraron juntos, lloraron juntos, rieron y se regocijaron juntos por cada milagro de cada día. Eran un pueblo unido.
En Estados Unidos, cuando hay un desastre en cualquier estado, todos los demás se reúnen y envían ayuda y ayuda de inmediato. Somos un país unido y a veces dividido. Nos unimos en tiempos de emergencia y nos dividimos por cuestiones políticas, creencias o injusticias... Me entristece que se necesite un desastre para acercar a las personas. Tal vez algún día la humanidad se una sin un desastre esperando entre bastidores.
Tengo fe que este tiempo vendrá porque así lo dice en el pasaje..." Tiempo de amar, y tiempo de odiar, tiempo de guerra y tiempo de paz" tenemos odio y guerra......ahora es tiempo de amor y paz......Entregue sus preguntas, dolor, ansiedad, odio e ira a Dios y tenga fe que el amor y la paz vendrán. Haz tu parte y Dios siempre hará la suya.
Oración:
Nuestro Padre Celestial, oramos para que toques los corazones de tu pueblo y les des corazones de paz y amor, llenos de alegría y gratitud los unos por los otros, en el nombre de tu hijo Jesús, oramos que se haga tu voluntad. Amén
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