Fuente Interior

Jesús respondió: «Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente que salte para vida eterna».

Juan 4:13-14

No suelo hablar de mis dificultades con nadie más que con Dios. La mayoría de las veces las ignoro y las atribuyo a la edad… Bueno, anoche José me preguntó si quería ir a una reunión de recuperación con él. Hacía más de un año que no iba y, aunque no tenía muchas ganas, dije que sí. La razón por la que no quería ir era porque me costaba estar rodeada de gente.

Fuimos y enseguida me costó subir la rampa para entrar al edificio. José tuvo que ayudarme, pero entramos. No había mucha gente, pero empecé a sentirme inestable, así que me senté. Entonces me sentí bien, no muy bien, pero bien. Comimos pizza, tomé café y empezó la reunión. Empecé a sentirme bien, lo cual era diferente porque para entonces normalmente ya estaría saliendo a casa. Me sentí segura y en paz por alguna extraña razón, pero simplemente lo disfruté.

¡Estuvimos allí casi dos horas! Estaba maravillada, así que antes de irme fui con una de las líderes y le agradecí por hacerme sentir tan tranquila. Le expliqué que llevaba tiempo luchando con esta ansiedad y ella me abrazó y oró por mí. Oró por mi liberación del espíritu maligno que intentaba hacerme daño y dijo que Dios y todos sus ángeles me protegían y que no permitirían que me hicieran daño. Oró pidiendo protección en el nombre de Jesús y en ese momento sentí un calor que me invadió por completo y una paz indescriptible.

Y esta mañana me desperté sintiendo la misma paz que experimenté anoche… Dios siempre está con nosotros y pone personas en nuestro camino para recordarnos que no estamos solos… Gracias, Dios, y gracias, Melissa, por recordarme que no estoy sola y que tengo el espíritu santo y su poder dentro de mí para alejar los malos espíritus. Tengo una "Fuente interior".

Todavía lucho contra la ansiedad, pero ya no tanto como antes. Todavía no puedo hacer todo lo que quiero físicamente, pero poco a poco puedo disfrutar más de la vida. Dios me está sanando, guiando y protegiendo. Pero como dijo Jesús cuando el diablo lo tentó a saltar del precipicio: «También está escrito: ‘No tentarás al Señor tu Dios’». Mateo 4:7

No tentaré a Dios.

Puede parecer una locura, pero esta es mi historia y le prometí a Dios que la contaría… Amén.

Bernice Barnes