“Encontrando consuelo en el dolor durante las fiestas”

El SEÑOR está cerca de los quebrantados de corazón y SALVA a los que tienen el espíritu abatido.

Salmo 34:18

Jesús lloró. Entonces los judíos dijeron: «¡Miren cuánto lo amaba!» Juan 11:35-36

“Enjugará toda lágrima de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas han pasado.” Apocalipsis 21:4

Meditación:

La temporada navideña se describe a menudo como “la época más maravillosa del año”. Sin embargo, para muchos, ¡puede ser la más difícil...! Sillas vacías en la mesa, recuerdos de seres queridos o el peso de una pérdida personal pueden hacer que las celebraciones se sientan abrumadoras... La Biblia ofrece sabiduría, consuelo y paz atemporales para quienes atraviesan el dolor, incluso en épocas destinadas a la alegría.

Reconocer el dolor es bíblico.

La Biblia no rehúye el dolor. Jesús mismo lloró en la tumba de Lázaro (Juan 11:35), mostrándonos que el dolor no es debilidad, sino parte del amor. Los Salmos están llenos de lamentos, recordándonos que presentar nuestro dolor honestamente ante Dios es un acto de FE.

• Salmo 34:18: “Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón y salva a los de espíritu abatido”.

• Eclesiastés 3:4: “Tiempo de llorar y tiempo de reír, tiempo de lamentarse y tiempo de bailar”.

El dolor no es algo que se pueda ocultar durante las fiestas; es algo que se debe presentar ante Dios.

Principios bíblicos para la sanación:

Principio 1: Apóyate en la presencia de Dios.

Cuando la soledad se siente intensa, las Escrituras nos recuerdan que la presencia de Dios es constante.

• Isaías 41:10: “Así que no temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré”. 

Ejemplo: Si te sientes abrumado en una reunión familiar, tómate un momento para orar. Susurrar un versículo como Isaías 41:10 puede anclarte en la cercanía de Dios.

Principio 2: Compartir las cargas en comunidad.

Las fiestas pueden intensificar el aislamiento. Sin embargo, la Biblia nos llama a llevar las cargas de los demás.

• Gálatas 6:2: “Lleven los unos las cargas de los otros, y así cumplirán la ley de Cristo”.

Ejemplo: Si conoces a alguien que está de duelo, invítalo a compartir un recuerdo de su ser querido en la mesa festiva. Esto honra su dolor y mantiene vivo el recuerdo en comunidad.

Principio 3: Encuentra la esperanza en la promesa de Cristo.

El dolor a menudo parece interminable, pero las Escrituras nos señalan la esperanza eterna. 

• Apocalipsis 21:4: “Enjugará Dios toda lágrima de sus ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni clamor, ni dolor”.

Ejemplo: Encender una vela en memoria de un ser querido durante la Navidad puede ser un recordatorio simbólico de la luz eterna que tenemos en Cristo.

Principio 4: Practica la GRATITUD en medio del dolor.

Incluso en la tristeza, la gratitud puede mitigar el dolor.

• 1 Tesalonicenses 5:18: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”. 

Ejemplo: Comienza un diario de gratitud navideña. Escribe una pequeña bendición cada día: quizás una palabra amable, una comida caliente o un recuerdo preciado. La gratitud no borra el dolor, pero lo replantea.

Maneras prácticas de ayudar a alguien que está de duelo durante las fiestas.

• Escucha sin remediar: A veces, el mejor regalo es la presencia, no un consejo.

• Ofrece ayuda práctica: Cocina una comida, decora su casa o haz recados.

• Crea un espacio para el recuerdo: Sugiere una tradición que honre a su ser querido.

• Ora con y por ellos: Incluso una breve oración puede brindar consuelo cuando las palabras fallan.

El duelo durante las fiestas es real, pero también lo es el consuelo de Dios. La Biblia nos recuerda que el duelo es parte de la historia humana, pero la esperanza en Jesús transforma nuestro dolor. Al atravesar esta temporada, aferrémonos a la promesa de que la alegría volverá.

Oración:

Padre nuestro que estás en el cielo, nuestra esperanza en todas las épocas, ayúdanos a procesar el duelo, incluso en las fiestas. En estas estaciones, llena nuestros corazones con tu Espíritu Santo, quien nos da consuelo, paz, resignación y aceptación. Restaura nuestra alegría y sigamos confiando en ti y en Jesús, nuestra Roca de salvación. ¡Y que sigamos compartiendo el Evangelio con todos! En su nombre oramos. Amén.

José Reyes.